Lo prometido es deuda. Al autor Stavros Milos el día que presentó su libro en Alpuente le prometí que publicaría la crítica del mismo en la página Web de la Asociación, lo dicho, lo prometido es deuda.
Ahí va:
Leí el libro después de su presentación en Alpuente, como es obvio, y en un verano muy movido por las actividades, que aunque no han sido muchas, hemos contado con poco gente para las mismas, así que he tardado un poco más de lo previsto en leerlo y publicar esta crítica. Sirva esto como disculpa por la demora.
En primer lugar vaya por delante mi admiración por el autor, escribir un libro es un proceso difícil y complicado y aun cuando el escritor tenga todo el relato en su cabeza, desde principio al fin, a medida que la historia se va desarrollando los personajes van cobrando su propia personalidad y comienzan a hablar con voz propia. No pocas veces el novelista se ve obligado a modificar el rumbo sobre la marcha e introducir cambios no esperados.
Durante la presentación el autor ya nos advirtió que se trataba de una novela negra y le preguntamos: ¿Si es novela negra es que hay un muerto? Y la respuesta no llegó. En dicha presentación el autor nos describió su proceso interior de creación, como sometió su novela a la crítica de sus amigos y allegados y cómo tuvo que modificar algunos pasajes del manuscrito y poco más.
¿Y por qué el título? El titulo de un relato o una novela es más importante de lo que parece. Como el gallo de Morón, sin plumas y cacareando, se queda el protagonista de nuestra novela y no queremos desvelar el final que es precisamente lo mejor de la novela y cuando todo cobra sentido a los ojos del lector. Y esto es por una parte el mérito del autor y su talón de aquiles. Algunos lectores se habrán perdido lo mejor del libro desmoralizados por la falta de “coherencia” de lo que cuenta a lo largo de las más de doscientas cincuenta páginas el buen Pedro Carcelero.
Hay que decir que el libro está bien escrito con frases en ocasiones demasiado largas para mi gusto, pero con un lenguaje sencillo, claro y preciso, sin pretensiones y sin abusar ni de adverbios ni adjetivos. Es de lamentar que desde el principio el lector no se sienta atrapado por el relato y tenga que esforzarse en continuar. El autor debería haber situado algunas “trampas” que como señuelos o falsas pistas crearan la suficiente tensión para interesar al lector. Esto se echa de menos
Hay un libro de relatos del escritor inglés Archer que se podría traducir como “Un giro inesperado” -libro que recomienda a nuestro autor Stavros Milos-. En este libro cada relato tiene un final que el lector no espera. Algo similar ocurre en este libro pero en los relatos de Archer siempre existe una historia que atrapa al lector desde el comienzo. Sin duda la obra de Stavros tiene mucho mérito para un escritor novel y por ello le felicitamos y más por haber tenido el coraje de autoeditar su obra y someterla a la crítica. Milos sabe contar historias, sabe crear personajes y darles vida. Somos capaces de verles como personas con nuestros miedos, nuestras inquietudes, nuestros defectos. La realación de Pedro con su hija Carolina y con su amigo está muy bien construida, pero tiene que crear tensión en el relato para que sigamos interesados en leer las páginas siguientes hasta la última.
En cualquier caso escribir como andar o ir en bicicleta se aprende escribiendo y leyendo mucho. Requiere un proceso de maduración, sedimentación, de experiencia y conocimientos que se adquiere con el paso de los días. Esto no es mas que el comienzo. Estoy seguro que Stavros Milos escribirá una segunda novela que esperamos ya con impaciencia.
Enhorabuena y felicitaciones por tu libro Stavros.»
Eduardo Escartí
Estimado Eduardo, muchísimas gracias por haberte leído el libro y haber hecho esta crítica. Tendré en cuenta tus consejos y recomendaciones para mis próximos libros y, sin duda, estoy seguro de que me servirán de gran ayuda.
Llevas razón comentando que la historia no acaba de enganchar al lector hasta muy tarde, pero ahora, que ya estoy fuera de la presentación, puedo decir que ese era mi objetivo. Tal vez no sea un método muy comercial, pero buscaba que el lector padeciera esa misma desidia y ansiedad que soporta el protagonista; que sufriera por la incertidumbre de la historia, así como Pedro Carcelero sufre por la incertidumbre de su vida. Para ello debía escribir sin más, por decirlo de algún modo, escribir sin contar nada. El resultado ha sido que decenas de lectores han dejado de leer el libro a mitad, han sufrido nauseas y otras patologías o síntomas que tú podrías diagnosticar mejor que yo… (risas) Y eso tal vez no sea bueno. Cierto.
Seré más cuidadoso en el siguiente y daré buena cuenta de todas tus recomendaciones. Muchas gracias por todo el cariño que me has demostrado y mucha suerte con todos tus proyectos. Seguimos en contacto.
Un cordial saludo.
Stavros Milos.