Si uno observa fotos de los paisajes de Alpuente, fotos realizadas hace más de cincuenta años, llama la atención que en los montes de Alpuente apenas existían árboles. Pero esto es así para casi toda España. A mediados del siglo XIX se inicia en España un moderado crecimiento económico y comienza a precisar importar madera. No se trataba de maderas preciosas, ni de calidad para elaborar muebles u otros productos sofisticados. Se trataba de madera vulgar de pino para encofrados, embalajes o para la construcción. Fue a partir de ese momento cuando se inicia en España una política de reforestación de los montes. Esta política continúa más tarde con la segunda república, ya en el siglo XX, y después con la dictadura franquista.
En los años sesenta y setenta se llevaron a cabo las repoblaciones de los montes que rodean Alpuente y personas que repoblaron esos montes han hablado conmigo recordando que cuando tenían catorce o quince años ayudaron a repoblar los montes. Hoy esas personas tienen 63 o 64 años es decir han pasado treinta años. Tendrán que pasar otros treinta para que esos bosques adquieran la veteranía o la solera de algunos pinares situado en lugares como Orihuela del Tremedal, la Virgen de la vega, Alustante o Montanejos. Estas repoblaciones fueron criticadas hace años pero sin duda han permitido que la masa forestal en España haya aumentado notablemente y que a la sombra de estos pinos repoblados crezcan las encinas autóctonas y se regenere el monte primitivo.
Hoy el paisaje que rodea a Alpuente ha cambiado. Podemos observar la foto publicada en el libro de don valeriano “La villa de Alpuente” y la misma foto tomada hoy en día desde el mismo lugar y podemos comprobar una pequeña pero significativa diferencia. Corresponde a una vista de Corcolilla. Esta ladera estaba cubierta en el Siglo XVI por un hermoso Carrascal que se quemó o fue quemado (?) en dos ocasiones. En la primera ocasión el bosque pudo recobrarse pero no en la segunda donde el paisaje quedó como se ve en la foto, yermo. Actualmente en dicha ladera hoy se ven algunos pinos que han crecido espontáneamente y allá al fondo, a la derecha de la imagen, sobre la muela del buitre una masa forestal que corresponde a una las repoblaciones efectuadas durante los años setenta.
Sin embargo hay cosas que parecen haber cambiado poco en la mentalidad de los Alpontinos acerca de los árboles. Los árboles no parece que sean bien vistos ni queridos o deseados. El árbol se acepta en determinados supuestos como árbol frutal pero no como elemento decorativo. Como ejemplo de ello podemos poner dos casos ocurridos recientemente. En la calle Abate Pinazo existía un enorme y precioso pino que fue talado porque sus raíces levantaban el alcantarillado. Situación similar a lo ocurrido con el precioso abeto que también fue talado situado junto al ayuntamiento antiguo, frente a la casa de Adela. En cualquier otro pueblo más respetuoso con los árboles habrían encontrado una solución tal vez más cara pero imaginativa y respetuosa con la vida de los dos enormes y preciosos árboles.
En la plaza hay un laurel y un sauce blanco que sobreviven de milagro a la poda que los servicios forestales los someten cada año a demanda de algunos vecinos que les molestan sus hojas. En la plaza de la Iglesia hay tres árboles, una acacia, un cerezo y un olivo. A estos hay que añadir el ciprés del museo etnológico. Este es el inventario de los árboles de Alpuente no demasiado para un población de más de cien casas en la Villa de Alpuente y más de cien vecinos.
Es cierto que las cosas están cambiando y cada vez hay más alpontinos que contemplan los árboles como elementos que hay que cuidar y fomentar, que forman parte de nuestro entorno y de la biodiversidad de Alpuente.
Nos gustaría que el ayuntamiento de Alpuente plantara algunos árboles en determinadas calles, plazas o rincones los que sin duda conferirían a estos lugares un aspecto más entrañable y sin duda más hermoso. Desde la asociación podría promoverse un concurso o iniciativa popular para que los vecinos señalaran aquellos lugares en los que piensan que un árbol o árboles podrían ser decorativos. Además indicar qué tipo de árboles hay que plantar. No todos los árboles son adecuados en el medio urbano como ya hemos visto. Los pinos levantan el pavimento y las alcantarillas. Sin embargo los almeces, el sauce, la acacia, el cerezo o el olmo son árboles que se adaptan muy bien al medio urbano, son árboles propios de la zona, crecen relativamente bien y rápido y requieren pocos cuidados. La iniciativa podría financiarse por donantes anónimos o no y llevarse a cabo por los propios vecinos o asociados. Por otra parte y saliendo del núcleo de la Villa en el camino que recorre la Virgen desde Alpuente a Corcolilla y viceversa no hay apenas árboles. Algunos pocos marchitos y descuidados en la fuente del pino y unos pocos olmos donde para la Virgen y se leen los versos. ¿Qué costaría plantar almeces o cerezos a lo largo del camino? Los caminantes tendrían sombra y el paisaje, ya hermoso, ganaría en prestancia y belleza.
Algo sencillo, económico que podemos llevar a cabo nosotros mismos pero que tiene que ser impulsado desde alguna instancia. Ahí va el reto.
Felicidades por el artículo, me ha gustado mucho.
Hola Elvira:
Gracias a ti por visitar nuestra página y leer y comentar mi artículo. Por otra parte nos gustaría seguir contando con tus artículos y crónicas de tus viajes. ¡Animate! Eduardo.
Es posible plantar arboles en Alpuente para la producción bien de madera o de biomasa, creando empleo directo y crear bosques para el pueblo , dichos arboles podrian regarse con aguas procedentes de depuración.
Es una idea que se me ha ocurrido.