Podemos afirmar, con un nivel de seguridad alto, que el Covid es cosa del pasado. ¿Es posible que surja una nueva variante más agresiva, infecciosa y que escape a las vacunas? Es posible, pero muy poco probable. Los virus son seres vivos y se comportan como tales. Desean perpetuarse y permanecer vivos. Si matas a tu huésped tú también mueres por ello permanecen las mutaciones más infectivas pero menos agresivas.
Tras las sucesivas olas del Covid a lo largo de 2020, 2021 y 2022. Es hora de hacer balance y ver qué hemos aprendido y qué conclusiones podemos sacar de estos años de miedo e incertidumbre.
La primera conclusión obvia es que a lo largo y ancho de todo el globo terráqueo los sistemas de Salud Pública fallaron. En unos países mas que en otros pero a todos les pilló desprevenidos.
La segunda es que la Organización Mundial de la Salud no estuvo a la altura de lo esperado para un organismo internacional. No actuó con autoridad frente a China no supo ver la que se nos venía encima. Entre otras cosas porque hoy tres años después de la pandemia no conocemos “oficialmente” todavía el origen del virus. Aunque como muchos sospecharon, y así constan en el informe realizado a petición del Congreso de Estados Unidos, fue un virus de laboratorio y China es culpable.
Existen múltiples indicios que apuntan a esta hipótesis. El origen, la escasa riqueza genética del virus, la ausencia de un hospedador intermedio, las numerosas alertas que el director del centro de Wuhan había manifestado a los largo de varios meses indicando graves fallos en la seguridad del laboratorio.
Pero hay múltiples preguntas que muchos se hicieron durante la pandemia: respecto a las medidas estrictas de confinamiento que se tomaron, de prevención o desinfección, la utilidad o no de las mascarillas y su obligatoriedad. Y por supuesto las vacunas.
Son muchas preguntas y cada uno de estos temas podría por sí solo ocupar un artículo.
Sin embargo en este artículo quisiera detenerme en un fenómeno peculiar que se produjo durante la pandemia en las sucesivas olas del Covid, en aquellos momentos tenía una fácil explicación. Pero en la actualidad ese fenómeno persiste. Las infecciones y las muertes por Covid están descendiendo de manera significativa y sin embargo se producen más muertes de lo “esperado”. Esto es lo que los epidemiólogos llaman “exceso de mortalidad”.
En contra de lo que cabría esperar se ha producido en España un “exceso de mortalidad” durante todo el año 2022. Dicho de otra forma, después de descontadas las muertes por Covid han muerto más personas de los esperado. Esto resulta extraño por dos motivos: En primer lugar a lo largo de 2021 se produjo un buen número de muertes entre los individuos más mayores, entre los no vacunados y entre los más frágiles. En segundo lugar el altísimo porcentaje de población vacunada con dos o más dosis y la gran cantidad de población que ha adquirido inmunidad natural o inducida por la vacuna debiera haber ocasionado un notable descenso en el número de muertes. Es por ello que esperaríamos que la estadística nos mostrara un descenso de la mortalidad a lo largo del año 22 y no un aumento.
Veamos un dato aislado, en 2016 se produjeron en España un total de 406.128 muertes. En 2020, año de la pandemia, el número de muertes totales ascendió a 498.856. En el 2022 año en que las vacunas ya estaban operativas con cerca del 90% de la población vacunada el total de muertes ascendió a 480.001. Este dato nos debería hacer pensar o por lo menos cuestionar muy seriamente la eficacia de la vacunas.
Las vacunas se nos dijo que no evitaban la propagación del virus, que tampoco evitaban contraer la enfermedad y que protegían solo contra la enfermedad grave o la muerte por Covid. Con estos datos a uno le asaltan muy serias dudas sobre esta última afirmación.
Algunos epidemiólogos opinan que ese exceso de mortalidad devenido a lo largo de 2022 puede reflejar un hecho y es que las muertes por Covid han sido infraestimadas. Es posible pero el hecho de que se produzca en todos los países de Europa nos hace pensar que hay algo más que una simple alteración estadística en el cálculo de las muertes por Covid.
Por otra parte resulta también sorprendente que ese exceso de mortalidad se produce en todas las franjas de edad jóvenes, de mediana edad, maduros y mayores. Y este peculiar fenómeno ocurre en todo el mundo donde se publican estadísticas fiables. En Europa en el Reino Unido, en Alemania, Francias, Italia, Suecia, Lituania etc. En todos los países a lo largo del año 22 se ha producido en exceso de mortalidad y también en todos ellos ese exceso de mortalidad se distribuye a lo largo de todas las franjas de edad.
Las causas del exceso de mortalidad son variadas pero predominan los accidentes vasculares, infartos, ictus. En general muertes producidas por alteraciones en la coagulación. También se ha producido por otras causas, diabetes, infecciones repiratorias, cáncer pero en menor proporción.
Algunos opinan que ese exceso podría ser originado porque un sistema sanitario saturado ha descuidado el diagnóstico precoz de lesiones que podían haberse curado y por lo tanto se diagnostican tarde y cuando ya no tienen remedio. También pudiera ser que no se han atendido con la suficiente diligencia eventos en los que sabemos que prestar la asistencia en los primeros 15-20 minutos es esencial, por ejemplo en los infartos de miocardio. Algunos autores están convencidos de que el retraso en los accesos a los servicios de emergencias o disponibilidad de los de asistencia inmediata son los culpables de este exceso de mortalidad (figura 3).
Como hemos señalado más arriba es posible que sea multifactorial y que por razones varias, muerte en el domicilio del paciente, no disponibilidad de medios de diagnóstico, se han subestimado las muertes por Covid.
Otros lo han relacionado con la vacuna contra el Covid. Y esta explicación tendría sentido si existiera una correlación entre el exceso de mortalidad y el tanto por ciento de población vacunada.
España e Italia son dos países con una tasa de vacunación muy similar y un exceso de mortalidad también similar. Sin embargo en Francias la tasa de vacunación desciende por debajo del 65% y sin embargo el exceso de mortalidad es igual al español. Lituania ha sido uno de los países donde menos se ha vacunado la población, apenas un poco más del 50% y sin embargo tiene un exceso de mortalidad superior al español. Otro dato que no apunta a las vacunas como culpables es que ese exceso se produce en la misma proporción en vacunados que en no vacunados.
Por otra parte el exceso de mortalidad se produce a lo largo de todo el año 2022 independientemente de las campañas de vacunación que se realizaron en 2021 principalmente.
Otra explicación mas coherente es, como apuntaba la revista Nature en un artículo, que el Covid es una enfermedad que afecta a todo el organismo y puede ocasionar alteraciones sistémicas que persisten durante meses.
Lo cierto, y siento tener que finalizar el artículo de esta manera, es que hasta la fecha nadie, por más que he investigado, es capaz de aportar una explicación convincente. Por otra parte ni los medios de comunicación ni a las autoridades sanitarias parecen interesados en iniciar un estudio científico serio al respecto.
Por Eduardo Escartí Carbonell.