La tarde del sábado, un vez más, la cuentacuentos valenciana, Almudena Francés, nos hizo cruzar –a niños y a otros no tan niños– esa delgada línea que separa la realidad de la ficción, para llevarnos de la mano de Carmeta, a su mundo de fantasía.
Entre risas y lágrimas nos hizo sentir protagonistas de sus historias, en las que maneja los sentimientos como si fueran olas del mar y el público un velero navegando a su capricho.
Por la noche, debido a la escasa afluencia de público, el espectáculo quedó ligeramente deslucido, aunque este inconveniente no fue un obstáculo para Almudena, que con la misma ilusión y entusiasmo que por la tarde, nos deleitó a los más mayores, con las peripecias de Batiste, que tres veces se murió y nunca fue enterrado.
De nuevo la casa de la cultura de Alpuente, fue el escenario elegido para el evento, y el público, niños y adultos, quedamos cautivados por sus historias.
Esperamos poder repetir otro año esta actividad, porque es una excelente forma de mantener vivo el oficio de cuentacuentos y de visitar ese museo olvidado, que siempre tenemos en boca, pero no siempre utilizamos como toca: El museo de la palabra.
Reciban un cordial saludo,
Carlos Pérez
Vocal de la ACAA