Corrección en fecha de asamblea de socios extraordinaria

Nos han contactado vía correo electrónico para indicarnos que hay un error en la fecha propuesta para la asamblea extraordinaria de socios. Os informamos y confirmamos desde aquí que la fecha correcta es el día 7 de febrero de 2015, sábado, a las 17:00 en primera convocatoria y a las 17:15 en segunda.

Disculpad las molestias causadas.

Convocatoria Asamblea Extraordinaria de Socios

Estimado socio/a:

Por la presente, quedas convocado/a la Junta Extraordinaria de socios de la Asociación Cultural Amigos de Alpuente, que tendrá lugar el próximo sábado 7 de febrero de 2015, en la Casa de la Cultura de Alpuente, a las 17:00 horas en primera convocatoria, y a las 17:15 en segunda convocatoria, con el siguiente orden del día:

  1. Presentación de cargos.

  2. Lectura y aprobación del acta anterior.

  3. Ratificación de cargos por un año.

  4. Aceptación de la propuesta de nuevos estatutos.

  5. Informe de cuentas del ejercicio anterior.

  6. Dotación de permisos para la administración de los nuevos estatutos.

  7. Ruegos y preguntas.

Recibe un cordial saludo,

Alberto Talaya Peñalver,

en funciones de secretario.

 

Añadimos un enlace para que todo aquel que lo desee se descargue la convocatoria.

Convocatoria Junta Extraordinaria de socios.

El tío Ceba

Por Rafael Sastre Carpena, coganador del I Certamen literario de la ACAA.

Enjuto, alto y calvo, con un amable rostro, su piel está más que tostada por el sol mediterráneo. Sigue vistiendo a la vieja costumbre de la huerta, con blusón, faja y alpargatas de careta. Sus amigos dicen que hace las mejores paellas a leña de los alrededores y alaban sus habilidades en el truc y el dominó, que gusta jugar a diario en el Bar de la Sociedad Musical. Su nombre es Ramón Casanova, pero casi todos le llaman Ramonet o Tío “Ceba”. Tiene setenta y cinco años y es de los últimos labradores de Benimaclet, un popular y entrañable barrio al norte de Valencia, arrabal de origen musulmán y municipio independiente hasta finales del siglo XIX, cuando la capital lo engulló con sus administrativas fauces.

El sobrenombre de “Ceba” (pronunciado seba, cebolla en lengua valenciana) es por el que siempre se ha conocido a la familia Casanova en el pueblo. De pequeño era “Cebateta”, hijo de “Cebeta” y nieto del Tío “Ceba”. A fuerza y medida de los inevitables mutis generacionales, Ramonet fue ascendiendo en la escala onomástica. Hace muchos años a su abuelo, que en algún momento llegó a ser teniente-alcalde pedáneo, el cura de Benimaclet le aseguró que en los libros parroquiales más antiguos, datados en los años 1600, ya había anotaciones de bodas, bautizos y entierros de sus antepasados.

La historia familiar cuenta que, como él, todos sus ascendientes por línea paterna nacieron y vivieron en la misma alquería que hasta ahora sigue habitando y cuidando: una barraca humilde, a cuyo lado continúa creciendo un monumental olivo milenario, rodeada por una amplia huerta que es también de su propiedad.

Ramonet Casanova contrajo nupcias a principio de los sesenta con Amparito Forment “Pollereta” (pollerita), apodada así por ser hija de un criador de aves local. En los primeros años de matrimonio, Amparito sufrió una grave afección que la condenó a una esterilidad permanente. Desde que la “Pollereta” muriese, hace ya diez años, el perrillo Miliki es la única compañía de Ramón Casanova, último eslabón de la dinastía “Ceba” de Benimaclet.

Ramonet, además de con las paellas, el truc y el dominó, siempre ha disfrutado dedicándose en cuerpo y alma a sus fértiles tierras, admiración de los agricultores vecinos. Pero también ha sufrido la creciente amenaza del urbanismo devorador, que acerca cada vez más los descomunales edificios y las amplias avenidas a su paraíso particular. En plena burbuja inmobiliaria declinó reiteradas y sensacionales ofertas por su propiedad. Presumidos y prepotentes constructores, adictos a los habanos y los descapotables, más que bien relacionados con el consistorio público, le presionaron durante meses hasta acabar todos convencidos de que el viejo “Ceba” está completamente majareta. Aquellos mercaderes del ladrillo, convencidos de que todo en esta vida, incluso los principios, se puede comprar o vender, por más empeño que pongan, jamás comprenderán que para ese hombre sin responsabilidades familiares, su patrimonio, lo único que le hace feliz y da sentido a su vida, tiene el máximo valor pero ningún precio.

Pero hace unas semanas Don Ramón Casanova Seguí recibió una notificación oficial a tenor de la cual su parcela y el contenido de la misma quedaban expropiados con la finalidad de construir otro Centro Comercial, uno más. Se le advertía también que la acequia que suministra el agua a sus campos quedará cegada hoy viernes a las ocho de la mañana y que en determinada fecha del mes próximo habrá de franquear la entrada a las primeras máquinas excavadoras.

Son las siete y empieza a clarear. Portando un fardo en una mano y una caja de fruta en la otra, el Tío “Ceba” sale de la barraca y se dirige al olivo, a cuyos pies hay excavado un pequeño foso. En él deposita el bulto, o lo que es lo mismo, los restos de Miliki, al que acaba de degollar sin poder contener las lágrimas. Cubre y alisa la superficie de la pequeña tumba con unos puñados de tierra y del cajón extrae una soga que lanza al aire y hace pasar a través de una gruesa rama. Se sube al cajón y anuda firmemente la cuerda en su cuello. Después, al tiempo que deja caer la base, le propina una patada, alejándola unos metros. El cuerpo se balancea durante unos instantes y luego ya solo se oyen los cantos de los pájaros.

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Lo que ya nunca sabrá el bueno de Ramonet es que el pueblo se movilizó en masa tras su muerte para detener aquellas obras. Los tribunales reconocieron que el olivo milenario no se debía cortar, arrancar ni trasplantar, sino antes bien conservarlo siempre cuidado, en el mismo emplazamiento. Ahora, en la antigua alquería se levanta el Parque del Tío “Ceba”, con una estatua del hombre y su perro a la sombra del viejo árbol.

La puerta de atrás

Por Manuel Pérez Recio, coganador del I Certamen literario de la ACAA.

Tras echar un último vistazo al fuego, me asomé por la ventana. Los pájaros volaban alto y el horizonte se había ennegrecido. Así que agarré la parca. Después me cargué al hombro el zurrón, con una pieza de queso fresco, media longaniza seca y una miaja de pan recién horneado; pegué un buen trago de la bota de tinto, me persigné frente a la puerta, para estar a bien con la Providencia, y al fin salí de casa.

Chiflé con fuerza y Peluso acudió obediente a mi vera. Es un perro sin raza, feo como la madre que lo parió, pero valiente, y con un olfato fuera de lo común.

Con algo de suerte, desenterraríamos cinco o seis trufas que añadir a la saca. Como cada año, en otoño acudiríamos al Mercado de Morella, en Castellón, y venderíamos a peso las más grandes; las chicas las utilizaría para cocinar.

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…Pero se hizo la hora de regresar y aún no habíamos pillado una. Parte de culpa tuvo la niebla, que confunde los olores y distrae la orientación. Al poco, empezó a tronar. No era seguro permanecer al raso y corrimos hacia lo que parecía un refugio, construido junto a la sombra de un enorme peñasco al pie de una loma parda.

La puerta estaba abierta, pero no se veía un carajo. Avancé dos pasos pegado a la pared, me quité el poncho y lo extendí en el suelo para protegerme de la humedad. Tras acomodar mis posaderas, llamé a Peluso, que se había retrasado olisqueando los huesos y el pellejo de una cabra en la vaguada. Insistí un par de veces, por si no me había oído, pero no me hizo caso. “Estará enterrando alguno de sus tesoros”, supuse. “Ya regresará”. Y me dispuse a echar una cabezadita…

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Desperté a media tarde. Había despejado y la claridad permitía ver la pared de enfrente, donde colgaba una vieja hoz, una herradura y un serón deshilachado. En el suelo había un botijo con el canuto quebrado, junto a unos ovillos de lana vieja y unas alforjas de caballería llenas de polvo. Pero lo que más me llamó la atención fue aquella otra puerta, en la pared del fondo.

Me incorporé y caminé hacia ella para curiosear.

Era una puerta de cristal, negro como el carbón. Acaricié la superficie con la yema de los dedos. Se notaba suave al tacto, y estaba caliente sin llegar a quemar. “¿Qué diablos puede haber aquí?”, me pregunté impaciente, y la empujé hacia dentro, ya que no disponía de pomo ni cierre.

¡Diablos! Aquella puerta daba de nuevo al exterior. La sombra del peñasco, los pinos, las carrascas… ¡y el sol en lo más alto! ¿Cómo podía ser, si ya íbamos cara al ocaso?… Es más, por allí rondaba Peluso, se le veía muy entretenido olfateando unos romeros en flor. ¿En flor? ¡Si estábamos en noviembre! Pero bueno, ¿qué locura era aquélla?… Aunque mayor fue mi sorpresa cuando vi aquel anciano apoyado en el tronco de una encina; a su vera, removía la tierra un cerdo. Supuse que era el dueño de la cabaña, y pensé ir a saludarlo. Pero apenas había avanzado cuatro pasos, noté cómo se me erizaban hasta los pelos de la nuca. ¡Rediez! Se parecía mucho, pero mucho, mucho… a mí, ¡coño!, con quince o veinte años más encima, eso sí. Llevaba mi zurrón, mi gallote de caminar, mi sombrero de paja… ¡hasta mi chaleco de borrego! Y ahí no quedó la cosa, no. Mi aliento se cebó de hiel cuando, de pronto, el anciano se llevó la mano derecha al pecho, a la altura del corazón, apretó con fuerza los dientes y cayó fulminado al suelo. Sucedió todo tan deprisa…

Murió. De eso no me cabe la menor duda. Quedó tieso como la rama quebrada de un pino seco. Pero aún fue más terrible cuando el cerdo que escarbaba la tierra a su alrededor empezó a mordisquearle los pies.

Abandoné la escena como alma que lleva el diablo, confuso, asustado y sin mirar atrás.

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Pasé algún tiempo tratando de asimilar lo que había visto aquella tarde, pero, por más vueltas que le di, nunca lo llegué a entender.

“Solo Dios sabe lo que pasó en verdad. Mejor será olvidar”, me propuse al fin, abatido por un extraño sentimiento de culpa.

Y casi lo consigo.

Ya habían transcurrido trece años de aquel encuentro cuando, una fresca mañana de enero, mientras recortaba los pelos de mi nariz frente al espejo, creí reconocer en mi reflejo al mismo viejo que abonara la encina del extraño sueño al que asistí despierto. Recordé la puerta de cristal, el rostro desencajado del anciano, la mano en el pecho, el cerdo mordisqueándole los pies…

Y ya no aguanté más. Esa misma semana maté a todos los cerdos y los metí en tinajas hechos longanizas, chorizos y morcillas; ya estaba yo mayor como para prestarles la atención y cuidados que precisaban. Peluso, aunque había perdido el olfato, el oído y las ganas de correr, aún era mejor compañero que cualquiera de ellos.

Días más tarde regresé a la dichosa cabaña. Agarré un buen ripio e hice añicos la puerta de cristal. Luego fui directo a la encina junto a la que vi morir al anciano que tanto se parecía a mí cuyo cadáver, por cierto, no encontré, le hinqué la motosierra y en dos tajos la tumbé.

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Decía mi padre, que en paz descanse, que el futuro ya está escrito, que no se puede cambiar. Pero digo yo que, todo lo que está escrito, de un modo u otro se puede borrar.

El deporte en Alpuente

Artículo de Blas Jabaloyas Debón

Vivir en un lugar tan privilegiado como Alpuente es lo mejor que puede ocurrirle a cualquier deportista enamorado de la montaña y de su pueblo, fantástico entorno para los amantes del running, ciclismo, senderismo o cualquiera de sus variantes.

Explicar la sensación de libertad o satisfacción cuando se practica es casi imposible, hay que experimentarlo.

Es una verdadera lástima que en un sitio tan ideal para poder llevar a cabo este tipo de deportes haya estado tan poco fomentado hasta hace algunos años atrás, cuando los «DINOBIKERS», un grupo de personas entusiastas de la bicicleta, decidieron fundar un club, por el cual se potenciara su actividad al máximo, para satisfacción tanto de sus integrantes, como de todos aquellos que, movidos por el mismo espíritu, decidían sumarse y compartir con nosotros las rutas de este maravilloso lugar.

Algo totalmente beneficioso para el turismo rural y promoción cultural de Alpuente y todas sus aldeas, ya que cientos de personas asistían para formar parte, año tras año, de la nueva iniciativa de un grupo pionero y de su carrera BTT, trasladando a muchas personas el entusiasmo por el deporte y dando a conocer nuestro pueblo.

Lo mismo ha acabado sucediendo con el «TRAIL ALPUENTE», carrera a pie que lleva realizándose ya durante cuatro años consecutivos. teniendo una gran repercusión en redes sociales, webs, etc, haciéndose escuchar en infinidad de foros y llevando el nombre de Alpuente a muchas personas que comparten y disfrutan corriendo por montaña. Iniciativa de alguien ajeno. quien cuando lo visitó por primera vez quedó fascinado. Enamorado del deporte en general y en especial del atletismo desde muy corta edad, creyó en la firme idea de realizar una gran carrera de montaña en él, por que todo apuntaba a que no podía ser, con tanta riqueza montañosa, más que un gran TRAIL. Con ilusión y el propósito en mente de quien ama el deporte de esa manera, se trabajó para que surgiera en 2011 el primer «Trail Alpuente» con un notable éxito y muchas ganas de que tuviera continuidad. Así ha seguido sucediendo hasta el año 2014, formando parte de la «Liga CXM», en la que se visita carrera tras carrera la Serranía dando a conocer sus pueblos y el encanto de su naturaleza.

Este año cogieron las riendas del evento un grupo de personas nacidas en Alpuente, que trabajaron con gran devoción y realizaron una labor impagable para la continuidad de la actividad, con cambios que han recibido gran aceptación y que consiguen que cada vez seamos más los que salgamos cada día a correr, ir en bici, andar y en resumen a recorrer nuestras montañas conociendo mejor nuestro pueblo y de la forma más saludable. Animaros a disfrutar de la grandeza de nuestro tesoro y la suerte que tenemos.

Gracias a todos los que lo hacéis posible y gracias… ALPUENTE.

Extensión al comunicado sobre la suspensión de la Asamblea Extraordinaria de socios

Ante la consulta e incertidumbre por parte de algunos socios con respecto a la suspensión de la Asamblea extraordinaria de socios del pasado 7 de diciembre de 2014, queremos hacer una extensión a la nota aclaratoria publicada en la web y enviada vía email.

Actualmente, la Junta Directiva de la ACAA está formada por seis personas. Debido a motivos personales de última hora, sólo dos de esos miembros podíamos acudir con seguridad a la asamblea. En nuestros estatutos actuales esa situación no está contemplada, por lo que hay que acudir a la Ley de Asociaciones de la Comunidad Valencia para saber cómo actuar. La ley establece que ante cualquier asamblea de socios, ya sea ordinaria o extraordinaria, debe haber una representación mínima de la Junta Directiva de un tercio más uno. Si se realizan esos sencillos cálculos observamos que es necesario que acudamos tres personas, situación que no sabíamos si íbamos a poder cumplir. Cualquier acuerdo que tuviese lugar en una asamblea sólo con dos miembros de la junta, no sería válido. Ante la importancia de las decisiones que hay que tomar para la continuidad de la Asociación Cultural Amigos de Alpuente, pensamos que la mejor opción era suspender la asamblea y atrasarla a una fecha posterior. De ahí nuestra repentina decisión.

Queremos añadir también que el trabajo de los miembros de la Junta Directiva se compagina con nuestra vida del día a día. En ocasiones, esa armonización se torna dificultosa, cuando no imposible. Pero queremos destacar que éste ha sido un hecho aislado y entendemos que sabréis comprender lo sucedido.

No obstante, reiteramos nuestra petición de disculpa a lo sucedido ante los posibles inconvenientes que os hayan ocasionado nuestra decisión.

Asociación Cultural Amigos de Alpuente.

Comunicado sobre próxima asamblea extraordinaria

Tras reunión mantenida por la Junta Directiva de la Asociación Cultural Amigos de Alpuente sobre la próxima asamblea de socios extraordinaria, y ante la imposibilidad de asistencia de una gran parte de los miembros de la misma debido a otros compromisos ineludibles -lo que imposibilita la correcta ejecución de la asamblea según nuestros estatutos actuales-, nos vemos en la necesidad de aplazar la fecha de dicha reunión.

Aprovechamos, así también, para comunicar que todo aquel que tenga una alternativa a la situación actual de la asociación, puede hacérnosla llegar por las vías habituales, para informar sobre ella en la web y que todos los socios conozcan las posibilidades de futuro de la asociación, en un intento de que manejen dicha información ante la asamblea.

Mandamos también un mensaje de tranquilidad por la situación actual y el futuro inmediato de la asociación; los miembros de la directiva seguimos trabajando por y para la Asociación Cultural Amigos de Alpuente.

Os recordamos que todavía hay disponibles talonarios de lotería para todo aquel que quiera vender; además, todavía faltan algunos socios por ingresar la cuota correspondiente al último ejercicio; y por último, tal y como anunciamos vía web, el próximo número de la revista -y van 11- está en construcción y esperamos poder repartirla pronto.

La nueva fecha se anunciará en breve, pero adelantamos ya que la asamblea se celebrará durante el mes de febrero.

Pedimos disculpas por los problemas que os puedan ocasionar esta decisión.

Atentamente.

Asociación Cultural Amigos de Alpuente.

Propuesta de Estatutos

En la pasada Asamblea General de Agosto, se propuso una adaptación de los Estatutos de la ACAA a la actual Ley 14/2008, de la Generalitat Valenciana, de Asociaciones de la Comunitat Valenciana, ya que los anteriores no estaban adaptados. Así mismo, se comentó la necesidad de utilizar un mecanismo legal de dirección colegida en los mismos, para evitar los ataques o críticas dirigidos a una sola persona, el presidente, además de permitir que la asociación continúe funcionando ante la ausencia de un presidente y no se tenga que disolver. La sorpresa positiva es que esa Ley es muy abierta y permite hacerlo en gran medida. También se han actualizado unos pocos artículos para adaptarlos a esta nueva Ley y a nuestra realidad actual. Podemos destacar el uso de las nuevas tecnologías de la información para las convocatorias. Cualquier socio podrá preguntar o proponer modificaciones a esta propuesta que se votarán en la Asamblea General del 7 de Diciembre.

Facilitamos un enlace para todo aquel que quiera descargárselos y estudiárselos con mayor tranquilidad. Además, incluimos una copia para su lectura online si así se desea. Podéis encontrar también un enlace en el desplegable de la barra superior con la etiqueta «Información», dentro del subapartado «Información institucional».

Propuesta de Estatutos

Actualización datos personales de los socios

Desde hace un tiempo, la Junta Directiva de la asociación está intentando actualizar los datos personales de los socios. Añadimos a la web un formulario en el que podéis introducir vuestros datos y facilitarnos así la tarea. Os dejamos aquí un enlace directo, pero podéis encontrar también el formulario en el apartado de «Información» del menú superior; si navegáis por él, lo encontraréis junta al resto de artículos y/o páginas en «Información institucional».

Actualización datos socios