PROGRAMA DE SENDERISMO 2013

Hola amigos senderistas.

El Verano ya está aquí, y con él las ansiadas vacaciones.

En Alpuente y las aldeas, nos espera un mes de Agosto cargado de fiestas y actividades para todos los gustos.

Como ya os ha anunciado Teresa, en la entrada anterior, «este año, en Agosto también habrá  senderismo».

Ya somos unos cuantos alpontinos y forasteros los que año tras año vamos conociendo los rincones de nuestro pueblo y aldeas, creando lazos de amistad y compartiendo nuestra  afición por el excursionismo. Parece que fué ayer, pero, con ésta,  ya llevamos ocho temporadas de senderismo.

Bueno,  pues ya no me enrollo más, este año son sólo seis las excursiones previstas, menos que otros años, pero espero que igualmente satisfactorias e interesantes.

Os esperamos a partir del día 6 de Agosto, la primera excursión en Alpuente

que saldrá desde el Bar Victoria.

Aquí tenéis el programa completo en PDF, que os podéis descargar e imprimir, para no perderos ni una.

También pondremos copias del programa en los lugares de costumbre de cada aldea y el pueblo.

PROGRAMA: excursiones13-triptico

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nº 9 de LA TAIFA DE ALPUENTE

 

Ya tenemos prácticamente acabado, a punto para imprenta, el próximo nº 9 de la revista.

Os adelantamos uno de los artículos de éste número sobre uno de los juegos tradicionales más arraigados en nuestro pueblo y aldeas:

 

JUEGOS  TRADICIONALES: LA PELOTA A MANO O DE TRINQUETE.                  Por Salvador  Rubio  Cubel

 

Los tiempos cambian, las costumbres y los juegos también.

 

Los que ahora tenemos más de 50 años de edad, hemos visto como las costumbres, los juegos, y los trabajos han ido cambiando a lo largo de las últimas décadas.

 

De niños en Alpuente  no teníamos agua potable ni desagues en las casas, hasta que a finales de los años 60 se creó la red de suministro de aguas potables y desagues.

 

Era muy raro ver coches, sólo había mulos, y burros, los primeros coches fueron el Biscuter del médico D. José Chirivella y el seiscientos de Pepe el secretario, ambos estaban casi siempre aparcados en la Plaza de la Villa. El primer tractor se compró poco después, entre unos cuantos vecinos, formando una cooperativa o asociación agraria, ya a finales de los años sesenta.

 

Del mismo modo, muchos de los juegos tradicionales, la mayoría juegos de calle,  incluso los más arraigados, como era el caso de la pelota de trinquete, eran abandonados y se sustituían por otros.

 

En los años sesenta, eran habituales las partidas de pelota, al salir de la escuela o en los ratos libres, normalmente dos contra dos, a veces uno contra uno, durante los fines de semana y fiestas tradicionales, se jugaban partidas y torneos en verano, en el trinquete adosado al antiguo ayuntamiento, que usaba la pared de la alhama como lienzo frontal y la casa – bar de Mariano y la pared de la sala de juntas del ayuntamiento, como lienzos laterales. En los torneos, participaban los mozos y chavales de La Villa y las aldeas, y en alguna ocasión Aras , Titaguas y La Yesa.

 

Las pelotas se compraban (El tío Lucio y Miguel el turronero de Titaguas las vendían), o se hacían en casa, con un núcleo de goma maciza o de tiras de neumático, trapos, hilos,  forrado y cosido a mano todo ello con piel de conejo o de oveja curtida. Hay diferentes tipos de dureza, según el gusto de los jugadores. Cuanto más dura, más duele al golpearla, y más se hincha la mano y se castigan los nudillos.

 

El Trinquete era el centro neurálgico de la villa, después trasladado al polideportivo. Los niños y jóvenes lo usábamos para un sinfín de juegos: fútbol- sala, frontón, los santos, pies quietos, escondite, etc.

 

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Trinquete del polideportivo de Alpuente.

Me escribe unas notas Blas Jabaloyas, con unas fotos del trinquete de Las Eras. “Ya se ha borrado la fecha de su construcción, todavía está colgada la valla metálica para evitar que las pelotas se fueran por lo alto. La peculiaridad de este trinquete era que el piso era todo de cinglo, picada la piedra lo mejor posible para que botaran bien las pelotas. Yo recuerdo que había pozos bastante grandes. Allá por el año 1987 cuando se asfaltaron las calles de Las Eras se le echó piso de cemento. Si vas a Baldovar, el frontón aquel también está muy bien y todavía tiene el año de su construcción puesto en la piedra principal”. (FOTO 1)

 

Según Justiniano Martínez, “ en Corcolilla, en el año 1911 (aún está patente la fecha), vaciaron a pico una mola rocosa, y aunque el lugar de la aldea es angosto, por estar pegada al monte que llamamos El Cerro, encontraron espacio para construir este pequeño pero útil y agradable trinquete que ha sido testigo perenne de nuestros expansivos juegos”. (FOTO 2)

 

Continua explicando Justiniano: “ En las otras aldeas también tenían su trinquete. En El Collado y sirviendo de paño la fachada de su correspondiente edificio, se jugaba y se baqueteaba con la pelota, en La Cuevarruz también lo había, en el Campo de Arriba uno bastante aceptable, y en Alpuente había uno más que razonable, y que fue palenque de muchos y muy buenos pelotaris. Baldovar también tenía uno bastante apañoso”

 

Ya a mediados de los años setenta, se puso de moda el frontón, relegando y sustituyendo poco a poco a la pelota. Se jugaba con raqueta, y con pelotas de goma, ya no se hinchaban las manos al golpear la pelota con la raqueta, en vez de usar directamente las manos. Se construyó el  frontón del Polideportivo, otro en Baldovar, otro en Campo de Arriba, otro en El Collado, El Hontanar, …

 

Actualmente el frontón es junto al fútbol sala, el principal deporte que se practica en las ciudades y pueblos. En verano se siguen naciendo torneos, al menos en Baldovar y en el polideportivo de Alpuente – Las Eras.

 

Por el año 1975, se jugaron en el polideportivo de Alpuente, en el  frontón, las últimas partidas de pelota a mano, recuerdo una final en especial entre Ernesto Hernández y Demetrio de Alpuente contra Nicolás y Víctor de Campo de Arriba. Las partidas habitualmente eran a 21 tantos. Se jugaban dos partidas y si había empate, una tercera y final. Alguna vez se jugaba partida única de 31 tantos. Foto 3 + foto4

 

En épocas anteriores, hubieron  grandes jugadores de pelota, según contaba en un relato manuscrito dirigido a la alcaldesa Dª Amparo Rodríguez, publicado en Agosto de 2008, en el nº 8 de la revista Aldeas de Alpuente, Justiniano Martínez, de Corcolilla, explica:  “Por los años 1920 hubo una competición en Aras. El equipo de Alpuente, con su destacado líder, un tal “el Cuco, “, a la cabeza, ganaron la competición con gran contundencia y ventaja, eso sí con las manos maltratadas, hechas una lástima, pero con un merecido y prestigioso triunfo deportivo. Entre los campeones más destacados, y que dejaron huella y fama deportiva, además del ya mencionado Ángel el Cuco, recuerdo a Agustín y su hermano Vicente, “Los Torres”,  Florentín “El Romo”, Aurelio “El Cabo” de Baldovar y Manuel “El Carlos”, de Corcolilla. No me puedo acordar de los muchos que destacaron en el juego de la pelota, nombraré a los que tengo en la memoria, por ejemplo “el sordico del Campo, Amadeo Rubio  y Gratiniano Collado,  de Corcolilla, “El Pequetilla” del Hontanar, José Vicente Rubio “el Panojo” de Titaguas, y Alfredo “el Royo” de La Yesa, eran también de lo mejorcico.

 

Continúa Justiniano: “Me viene a la memoria el desarrollo de las partidas  que se basaban en  los reglamentos, que eran varios, los que regían esas flamantes competiciones. La más empleada era la partida de 18 tandas en dos partes. La primera de nueve, un descanso breve, otros nueve y final. Solía haber revancha, había empare, se jugaba una tercera, la definitiva y final”.

 

En la actualidad, en Alpuente este deporte ha caído en el olvido. Sería un reto importante  para la asociación, junto con el colegio e instituto, el  Ayuntamiento y la Consellería volver a ponerlo en vigor en Alpuente y en  la comarca de La Serranía, tal como se ha venido haciendo con éste y otros deportes autóctonos como el raspall, la escala i corda, la galotxa…, que han resurgido en otros pueblos y comarcas valencianas, como por ejemplo Paterna, gracias a las escuelas deportivas  municipales, que  enseñan estos deportes a niños y jóvenes. No olvidemos que forma parte de nuestro patrimonio cultural. Sabemos que en el nuevo instituto, se construyeron mini- canchas para enseñar estos deportes en la escuela, pero parece que no se han usado.

 

También la federación valenciana de juegos y deportes tradicionales, debería contribuir a éste objetivo, en colaboración con las entidades antes mencionadas.

 

Fotos:  Trinquetes de Corcolilla y  de  Baldovar

2.trinqueteCorcolilla

 

 

 

 

 

 

 

 

1TRINQUETE DE LAS ERAS

 

 

 

 

 

 

 

Gran éxito de la marcha BTT Alpuente 2013

Hoy en Alpuente se ha vivido un día especial. Por una parte se celebraba en Corcolilla la tradicional fiesta de la rosa y en Alpuente la peña ciclista Dinobikers dentro del circuito de la serranía organizaba la marcha BTT Alpuente. Ha amanecido un buen día aunque fresco para la época del año y el termómetro no ha subido de los 19 grados. A las siete de la mañana cuando la organización comenzaba a poner los tableros, caballetes, carpas y la línea de salida, marcaba trece grados.  Sin embargo,  gracias a que el sol ha lucido la mayoría del tiempo,  los participantes han gozado de una temperatura excelente para practicar su deporte favorito. Además han podido disfrutar de nuestros paisajes en todo su esplendor primaveral gracias a la recientes lluvias de hace pocos días.

Se han inscrito en la marcha más de quinientos participantes y en general la mayoría de los comentarios de los ciclistas eran elogiosos para la organización así como quedaban sorprendidos por la belleza de Alpuente y sus parajes.

Este años además  José de la Taifa ha confeccionado un ciclista en papel maché que ha lucido a lo largo de toda la mañana y que ha sido motivo de que algunos se hicieran fotos con el mismo. En la imagen vemos a Enrique Rubio, tesorero de dinobikers, con el muñeco.1368385405055

Desde aquí queremos felicitar a la peña Dinobikers Alpuente-La Yesa y especialmente a su presidente, Juan Antón y a toda la junta directiva que sabemos no han dejado de trabajar durante los últimos meses para que todo fuera como ha ocurrido un éxito.

Como otros años desde la asociación hemos puesto nuestro granito de arena y hemos colaborado tanto con el trabajo de algunos miembros de la asociación  como económicamente.

Dinobikers: ¡Siempre en Marcha!

Como muchos sabéis la peña Dinobikers fue fundada hace unos años por un grupo de amantes de la bicicleta de montaña. Desde entonces presididos por Juan Antón, presidente, Enrique Rubio, tesorero y los vocales como Jordi, Manolo del Río, Kike, Pepe, Eva no dejan de presionar para que la peña siga activa. Así el próximo domingo 12 de Mayo dentro del circuito BTT la Serranía la peña organiza la Marcha BTT Alpuente/La Yesa 2013 Desde hace varios meses los miembros de la peña se han dedicado a perfilar todos los detalles, permisos, colaboradores, patrocinadores,   para que la edición de este año salga tan redonda como las ediciones de años anteriores. El circuito será muy similar  al de años anteriores. Este tipo de eventos es sin lugar a dudas beneficiosos para Alpuente y sus aldeas pues contribuye a que la gente conozca nuestro entorno y sus hermosos parajes. La Asociación Amigos de Alpuente contribuye con la organización sanitaria del evento. Desde este página os invitamos a participar  como público o si sois amantes de la bicicleta como participante en la misma y si queréis colaborar con los organizadores ese día os pongáis en contacto con nosotros o con los organizadores.

 

 

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Bloqueo de la página Web

ACAALogo
Queridos amigos y visitantes:

Como habréis podido comprobar desde el día 10 abril en que se publicó el relato de Gaia, tercera parte, la página ha permanecido inactiva. Esto ha sido debido no a que nos falten ideas o cosas que contaros sino que WordPress ha sufrido un ataque que nos ha bloqueado el acceso a nuestra página. Ha sido un ataque masivo e indiscriminado que ha provocado que miles de páginas queden inactivas durante un tiempo. Este ataque no supone ningún riesgo para el visitante de nuestra página puesto que no se ha colgado en la misma ningún adjunto ni archivo infectado. Afortunadamente el problema ha sido solucionado y volvemos a la normalidad. Muchas gracias por vuestras visitas y por vuestros comentarios. Seguiremos informando y esperamos que sigáis consultando nuestra página.

Comienza la liga de carreras por montaña que también se disputará en Alpuente

El día 24 de marzo arranca la liga de Carreras por Montañas de la Serranía. Constará de 8 pruebas entre la que se encuentra la de Alpuente y que se celebrará el 1 de septiembre de 2013. La de Titaguas será la primera en disputarse este próximo domingo de ramos.

En el siguiente enlace está toda la información sobre esta liga y la primera prueba para los corredores que deseen inscribirse: http://www.cxmserrania.es/

Cortes por obras en carretera de Alpuente

Por ser de interés de cara a los próximos días de fiestas de Semana Santa y Pascua, reproducimos la nota publicada por la Diputación acerca del corte de carretera en Alpuente:

 

El Área de Carreteras de la Diputación de Valencia va a proceder a realizar trabajos de ampliación de plataforma de las obras de fábrica, situadas en las carreteras CV-354, pk. 3+350, CV-350 pk. 5+400 y 9+950, en el término municipal de Alpuente.

El corte se iniciará el lunes 4 de marzo y finalizará el viernes 5 de abril de 2013.

Las obras indicadas tienen por objeto la ampliación de la plataforma de las carreteras CV-350 y CV-354, en los puntos kilométricos indicados en el plano adjunto, mejorando notablemente la calidad de vida de los vecinos, así como aumentando las condiciones de seguridad y comodidad y reduciendo los tiempos de recorrido del tráfico de paso.Los desvíos se realizarán por las CV-345, CV-350 y CV-35 tal y como se indican en el plano que se acompaña.

INDICAMOS LA RUTA A SEGUIR SI DESEAN IR POR CARRETERA ASFALTADA A:

– LA CUEVARRUZ, LA ALMEZA, CORCOLILLA Y/O EL HONTANAR. Deben ir desde Alpuente hasta La Yesa. Desde La Yesa tomar la CV-350. Podrán llegar SÓLAMENTE hasta estas aldeas.
– EL COLLADO,  LA TORRE O ARCOS DE LAS SALINAS:  Si vienen por la carretera de Titaguas, conviene NO DESVIARSE POR ALPUENTE. Una vez en Titaguas ir hacia Aras de los Olmos y por la CV-355, pasando por Losilla de Aras, ir hacia Arcos o seguir hacia El Collado y/o La Torre. Desde El Hontanar puede accederse a estas aldeas por caminos rurales, pero lo desaconsejamos si desconocen el terreno.

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CRONICA DE NUESTRA VENDIMIA. POR ELVIRA GALINDO.

CRONICA DE NUESTRA VENDIMIA

La ilusión de un maestro de escuela hizo que un sueño se materializara y así, año tras año, nuestros viñedos dan su fruto que se transforma en la sangre de la tierra, «Yermos de Olduba», nuestro vino.

Es divertido eso de «nuestros viñedos», en realidad sólo tenemos media hectárea; y la «sangre de la tierra» queda un poco fuerte, pero resulta poético.

Todo esto os lo digo porque quiero compartir con vosotros una de las actividades a la que dedicamos muchísimas de nuestras energías: la elaboración de un vino.

Todo el esfuerzo de un año culmina en el día de la vendimia y es en ese día cuando comienza la historia.

 

                                           La mayoría de los grandes vinicultores modernos cosechan con unas máquinas que van, a través de las filas de vides, absorbiendo los granos y depositándolos en los remolques. Vinicultores más modestos  recogen los racimos a mano y los dejan en capazos de plástico, volcándolos en el remolque del tractor.

Ninguno de estos dos métodos es el ideal para conseguir un vino de óptima calidad porque apilan las uvas y, las que están debajo, se aplastan por el peso. El jugo resultante se oxida y se puede poner ácido antes que llegue a la bodega.

Nosotros recogemos las uvas a mano, dejándolas en cubos de plástico y con la carretilla neumática, de seis en seis, Joseph las transporta hasta la bodega y van directamente volcadas a la despalilladora; así  no se produce ningún ácido. Eso es posible porque tenemos poca cantidad.

 

Yo siempre digo que si eres un vinicultor novato deberías pasar la noche antes de la vendimia de juerga, porque  si no pasarás la noche dando vueltas en la cama acosado por muchas preocupaciones: que si tienes a punto las tijeras, que si hay suficiente gasolina para la carretilla, que si los cubos están boca abajo para que no entre polvo, que si vendrá gente para ayudar o, lo más importante, el tiempo que hará.

 

Joseph siempre se despierta primero y sale de puntillas para no despertarme, lo hace para aspirar profundamente el aire frío del amanecer otoñal aragonés que tanto le gusta, coger la carretilla neumática y colocar todos los cubos en la viña delante de las vides.

Como es tiempo de «higas», como aquí  llaman a los higos, se desayuna cuatro o cinco con su vasito de anís seco y vino moscatel; solamente lo hace en estos días.

Este año sus botas no han quedado embarradas como otros años porque hace tiempo que no llueve. Es una suerte porque las uvas estaban secas y con un grado perfecto de maduración.

 

A las 9 en punto, seis personas estábamos cogiendo uvas. Más tarde se añadió la abuela que tiene 92 años.

Los tijereretazos de las podadoras sólo se interrumpen para comentar algún chismorreo interesante, mientras se van llenando los cubos.

Al mediodía estaba toda la uva blanca en la bodega y por la tarde toda en la prensa.

Al día siguiente cogimos la negra. ¡Pocos vendimiadores hemos hecho mucha faena.!

Tres amigos , que siempre nos ayudan, me decían: ¡Qué suerte verla toda en casa!  ¡Ahora ya puede llover!

También ha venido un vecino que está en todo: recoge uvas, carga cubos, ningún grano verde se le escapa de los racimos y vigila como un niño los frutos de nuestro trabajo. Siempre tenemos gente dispuesta a echar una mano.

 

El primer día trabajamos con la uva blanca, casi toda verdejo con un poco de las jóvenes cabernet de tres años.

Tras la vendimia, y con todo el frescor de la uva, se procede a su estrujado y despalillado (recuerdo que el primer año la pisábamos y quitábamos el raspón con un tridente). Con la despalilladora este trabajó desapareció.

La despalilladora gira muy rápida y separa los raspajos de las uvas y éstas, a través de unas mangueras y una bomba, a la prensa. El zumo que sale de la prensa, sin semillas ni pieles, va directo a la cuba de fermentación.

Hemos probado el mosto. Es suave, dulce y pasa ligero.

La labor con la uva negra es parecida, pero de la despalilladora va directo a las cubas porque fermentará con hollejo y semillas.

 

Ahora es el momento de sentarnos a la mesa y celebrarlo con nuestros vecinos. Morcilla de cebolla y de arroz, chorizos, longaniza con canela, torreznos, queso de cabra ¡ Todo productos de la tierra !  Ah !… y nuestro «Yermos de Olduba»

Joseph siempre abre una barrica del crianza del año anterior y es el momento de la cata; no sabemos si tiene fragancias de frutas tropicales, ni especies de Marraquech, ni de incienso, ni cilandro …  Aquí no hay enólogos; lo único que sabemos es que es un vino natural y estupendo.

Llenamos las copas de cristal que guardamos siempre para la ocasión, bebemos en silencio y el señor Martín dice; ¡Fino y delicioso! , él es muy experto. Quizá todos nosotros sentimos que hay algo muy especial fermentando ahí abajo. Es el orgullo de la labor hecha con cariño.

Luego todo es alegría … risas, chistes, chascarillos, tonterías; por un día todo el mundo se olvida del colesterol y de los kilos, y brindamos para que el próximo año podamos estar todos juntos otra vez.

 

Tres días más tarde parece que el mosto haya cobrado vida. Si acercas la oreja a las cubas, puedes escuchar su burbujeo, siseando como el caldero de la bruja del cuento.

 

Las cubas de fermentación están cubiertas con sábanas de algodón y, cada día, dos veces, Joseph bazuquea, o sea, mueve y empuja la capa de pieles de uva (llamada el sombrero) hacia abajo. Esta operación hay que hacerla unos veinte o veintitrés días hasta que el mosto está fermentado, el sombrero se hunde y el vino queda en silencio.

Después también se pasará por la prensa y , filtrándolo suavemente,  a los depósitos para que se produzca una segunda fermentación.

Este vino joven permanecerá encerrado en los depósitos de acero inoxidable hasta que renazca la primavera y salga feliz y contento directo a las botellas.

Existe en portugués un refrán que dice que «até ao lavar dos cestos é vindima», («mientras los cestos no estén lavados, no termina la vendimia»)

Es cierto: cuando miras los ciento cuatro cubos en el patio, limpios y boca abajo sientes la sensación de una misión cumplida.

 

Termino con la descripción que figura en la etiqueta, muy casera, diseñada por nosotros, que resume un poco la historia de nuestro vino:

 

De los suelos calcáreos, «tierra tosca»…

De los sarmientos de tinta Duero, de Aranda …

Del Cabernet Sauvignon y del Tempranillo…

De las cepas casi centenarias de los ribazos de la finca…

Del subclima mediterráneo de Los Giles….

Del sol de Aragón …

Del trabajo y la ilusión, en fin, hemos hecho este caldo,

un producto artesano para consumo propio,

para disfrutarlo y compartirlo.

Bébelo siempre con alguien al lado o con alguien delante.

 

Elvira y José Antonio

La Junta de la ACAA se reúne

La junta de la Asociación de Amigos de Alpuente se reúne hoy con la siguiente orden del día:

Orden del Día Junta SCAA

 

  1. Aprobación del Acta anterior de octubre de 2012
  2. Lectura carta del Vice Presidente
  3. Calendarios 2013: balance de ventas, resultados y propuestas
  4. Revista: Organigrama, balance y nº de ejemplares
  5. Actividades para Pascua
  6. Cuentas: ingresos y gastos
  7. Mantenimiento Página web
  8. Concurso Literario
  9. Ruegos y Preguntas
  10. Ermita: Informe del arquitecto Manuel Ramírez, plan de rehabilitación, objetivos y financiación

Como podéis ver en el último punto don Manuel Ramírez, aquitecto que ha realizado un informe sobre el estado actual de la ermita de la Purísima de las Eras procederá a informar a la junta sobre su trabajo.

Os mantendremos informados del resultado de la reunión

 

 

Pijetas, el Robin Hood de La Serranía

Reproducimos hoy el artículo publicado en Diciembre de 2009, en el nº 2 de La Taifa de Alpuente, escrito por Amparo Rico Beltrán, sobre el famoso y mítico personaje de «el Pijetas»

PIJETAS, EL ROBIN HOOD DE LA SERRANÍA

Por Amparo Rico Beltrán.

 

“Yo no me acuerdo más que de cuatro cosas que mis abuelos me han dicho”.

Yo entonces aún no lo sabía, pero ésta iba a ser la frase más repetida en todos aquéllos a quienes tuve el honor de encuestar, o mejor dicho, a quienes tuve el honor -y el placer- de escuchar durante todos mis años de investigadora de la tradición oral. Pero esta frase, no por ser más repetida se convirtió jamás en verdadera. Los hombres y mujeres que compartieron conmigo su sabiduría a lo largo que aquellos ocho años recordaban siempre mucho más que “cuatro cosas” y sus recuerdos tienen un valor inconmensurable por ser herencia recibida generación tras generación, pulida con el paso de los años y bruñida con la tradicionalidad; por ofrecernos, a los acelerados oyentes de finales de siglo XX y principios del XXI, una joya que, envuelta en humildad, contiene los modos de ver, comprender y sobrevivir en el mundo que fueron útiles a todos los que nos antecedieron en él y que nos ayuda a comprender quiénes somos y por qué hoy actuamos, vivimos y sobrevivimos de la manera en que lo hacemos.

Esa frase tan humilde y, quizá, en principio, desalentadora, la escuché por vez primera en labios del tío Pablo, en la Cuevarruz, un siete de septiembre de 1998. Menos mal que no le creí. Estuve escuchándole durante horas todos los lunes hasta el 2 de noviembre de aquel año y siempre me sorprendía con nuevas historias, coplas, dichos o romances. Incluso hoy, cuando vuelvo a escuchar aquellas cintas, sigo aprendiendo de él. No recuerdo bien cómo llegué hasta el tío Pablo. Alguien me lo recomendó. Qué vio él en mí para perder su tiempo contando historias a una novata que apenas sabía nada de su mundo, sigue siendo un misterio para mí. La cuestión es que aquel hombre, cuyos ojos vivarachos y amables desdecían a un rostro surcado por los rastros de una vida dura y extensa (tenía por aquel entonces 82 años), lunes tras lunes me recibía con una sonrisa y miles de historias que contar. Era una enciclopedia de la tradicionalidad el tío Pablo, habría hecho las delicias de cualquier antropólogo experimentado y, en cambio, se topó conmigo: una aprendiz con una grabadora y una encuesta, ávida de encontrar respuestas e historias, que hoy quiere darle las gracias por ese tiempo y por esa herencia generosamente transmitida, devolviendo parte -fue tanto lo transmitido que necesariamente hemos tenido que seleccionar el material para la redacción de este artículo- de ese saber tradicional de la única manera que puede hacerlo, colocándolo en su lugar y dándole el valor que años de desprestigio fueron robándole. Y es que la cultura oral, paralela siempre a la cultura escrita, la oficial, fue mirada desde antiguo, precisamente por aquéllos que tuvieron acceso a esta última, como la hermana pobre, la cultura de los desfavorecidos socialmente. Y el prestigio social y económico de quienes poseían la cultura escrita acabó trasladándose a la cultura en sí, que se impuso como oficial, verdadera y digna de respeto frente al saber popular (ya ni siquiera el nombre de cultura merecía) que aquellas gentes incultas se empecinaban en transmitir pese al desprecio creciente de las gentes letradas que lo denominaba “cuentos de viejas”. Sin embargo, y a pesar de todo, el saber popular seguía vivo, oculto muchas veces para los ojos de los forasteros en aquel mundo que se había refugiado en lo rural, hasta que un día, algunos de esos ojos letrados, se detuvieron a mirar más allá de lo escrito y descubrieron un mundo sabio, rico y, sobre todo, vivo, cambiante pero continuo; un saber que traspasaba fronteras dando muestras de universalidad a la vez que descubría todo un entramado de saberes locales, de saberes temporales y atemporales. Y por fin, el saber popular volvió a tener el estatus de cultura y se denominó cultura tradicional para poder expresar en una sola palabra todo el complejo entramado que comprende.

Y así, regreso a la Cuevarruz y a la Almeza (pues allí se trasladó un día y allí prosiguieron nuestros encuentros) de 1998 para ofrecer mi humilde homenaje al tío Pablo, quien se merece mucho más que esto.

Durante las primeras encuestas necesitamos la ayuda de su esposa que, sentada a su lado y abandonando sus tareas nos servía de intérprete, ya que el tío Pablo padecía de sordera y los que me conocen saben que hablo muy bajito y la timidez me impide elevar el tono de voz. Sin embargo, al poco, descubrí que su sordera era, como tantas otras, selectiva, y un día comenzó a contestarme sin esperar la repetición de su esposa. Supongo que ella agradeció no ser necesaria y comenzó a ausentarse durante las entrevistas para hacer la comida u otras tareas domésticas. Y es que con el tiempo aprendí que para las mujeres las mañanas están tan llenas de quehaceres que no es momento para importunarlas con preguntas sobre viejas historias. De manera que también quiero agradecer en estas líneas la generosidad de su esposa que sacrificó su tiempo para ayudarme.

Así pues, durante aquellos meses, el tío Pablo me habló de tradiciones antiguas, me explicó la toponimia de la comarca, me contó cuentos e historias que tenía por verdaderas, me cantó coplas, me recitó romances… y hasta me mostró una sabina. De todo aquel material grabado he escogido para este artículo la historia de Pijetas porque la tradición oral universal está plagada de personajes como éste: ladrones que robaban a los ricos y repartían lo robado con los pobres en una especie de búsqueda de justicia compensatoria en este mundo y que, a menudo, acababan sus días como lo hizo el tal Pijetas. De modo que he aquí una muestra de la universalidad de la que hablaba antes que, a menudo, como en esta ocasión, se mezcla con el localismo para ofrecernos una historia que, cual leyenda urbana, da tintes de realidad a una historia mítica para transformarla -o al menos intentarlo- en una historia que, traspasando los límites de la verosimilitud, pretende ser creída por los oyentes como realmente ocurrida.

Transcribiré, en primer lugar la historia, tal y como me la contó el tío Pablo el siete de septiembre de 1998, para luego pasar a analizar los puntos más relevantes:

 

“Allí, en Cañapastores, pillaron un ladrón. Y al pillar ese ladrón, lo pregonaron por… todo que el que lo cogiese que le darían un algo. Y fue… iban las rondas del gobierno detrás de él y ya vieron que allí en Cañapastores se quedaron unas masías (casas así sueltas como casas de rento) y vieron que se

metía hacia la masía aquélla (que había entonces mucho monte y mucho de eso por allí). Y se metió allí a la masía y el amo pues lo sabía, lo conoció, claro, que lo conocía y ya va, y ellos con él y todo eso. Cuando le pareció al hombre aquel ladrón, se salió fuera a la calle a hacer sus necesidades, que era de noche. Y el amo lo vigiló y haciendo sus necesidades le agarró de una trena que llevaba atrás y entonces dice:

-¡Auxilio, que sí que es!

Y en eso le dice:

-¡Ye! ¿Que me conoces?

Dice:

-Sí.

Dice

-Pues yo a tú también.

Habían sido compañeros en la mili. Fíjate esas casualidades.

En eso, pues ya acudieron todos y había ahí un cura que subía a hacer misa allí en una iglesia que tenía la finca ésa. Y el cura cogió un arma de las que tenían allí ellos en la eso y dice:

-El que se menee…

No dejó moverse a nadie. Y en eso la ronda del gobierno que ya rodaba la casa, que estaban por allí, lo cogió, vamos, lo cogieron y ya se hicieron cargo de él.

Y luego, le dieron horca en Chelva. Y llevaron las familias y dijeron que los padres de familia, por favor, que llevaran los hijos allí, pa que viesen que el que robaba, el que era ladrón, se había de ver en una vergüenza allí.

Pidió que le dejasen hablar y lo dejaron. Y dijo que su madre tenía la culpa que se viera en aquella cruz, vamos, en aquella vergüenza, dice “porque robí un huevo a una vecina y se le di a mi madre y ¿d’ande l’has sacao? dice, del corral de Afulana, ya pues si puedes traer más, traes.”

Claro, si su madre le hubiera castigado, no hubiera hecho más aquello. Pero como no lo castigó, ni nada, pues fue llevando, hasta que pilló fuerzas de ladrón y…

Aquel hombre tenía eso, que robaba a los ricos, a los pobres dice que no, porque se encontró con un chico una vez que iba a la compra y le dijo:-¿Q’ande vas, niño?

Y dice:

-A comprar… -no sé, amos, que bajaba ande está la aldea de Alpuente a comprar-, a comprar, a comprar tal cosa. -Dice-, Pero me ha dicho mi madre que no lo dijera que si no, me quitaría los dineros Pijetas.

Y era él el que le estaba preguntando, y dice:

-¡Toma! -se echó mano al bolsillo- ¡Toma! Dile a tu madre que Pijetas no roba a los pobres, roba a los ricos.

 

Y aún le dio dinero él.

Pijetas, yo no sé si es que le decían de… alcuña o… no sé yo, si Pijetas porque sería de apellido… Que se quedó grabao Pijetas y todas esas cosas, sí.”

 

La historia narrada tiene en sí misma suficientes cuestiones que podrían ser objeto de estudio tanto desde el punto de vista lingüístico como literario o sociológico, pero nos detendremos únicamente en el análisis del texto como perteneciente a una tradición universal.

Parece documentada la existencia de un bandolero, famoso en la comarca de La Serranía, llamado o apodado el Pijetas que recorrió estas tierras, atemorizando a su gente, durante la primera mitad del siglo XIX. Podemos encontrar un relato prácticamente igual a la primera parte del que aquí ofrecemos y que narra el fin del bandolero, en http://rcrochina.iespana.es, contado por el tío Ignacio de Campo de Arriba. De cualquier forma, la existencia o no de tal bandolero no es lo que nos parece relevante, sino que, en este caso, la historia narrada, y el mismo personaje, en un momento determinado, trascienden su carácter local para, con tintes míticos, encuadrarse dentro de un género universal (el de los ladrones generosos) y convertirse en un héroe inspirado en el arquetipo de Robin Hood cuyas aventuras podemos encontrar de forma más o menos parecida en otras tradiciones y con otros protagonistas. Por ejemplo, las vendedoras rianxeiras de pescado también temían encontrarse con Xan Quinto a pesar de la fama de éste y de las historias que circulaban sobre la devolución con creces de lo robado a los pobres.

 

El arquetipo que hemos dado en llamar Robin Hood como emblema de los ladrones de ricos por ser, quizá y gracias al cine, el más conocido, entronca con una antiquísima tradición de ladrones que, en el imaginario popular, han contado con cierta simpatía y comprensión. Precisamente por el hecho de que sus fechorías se dirigen contra el orden establecido, contra aquellos que lo poseen todo, nada tienen que temer los que nada tienen. Y son ellos, los desposeídos, quienes, perdonando o justificando sus actos e incluso adjudicándoles hazañas o acciones nobles, los que han encumbrado al ladrón, convertido en personaje, a la altura del mito. Porque toda cultura necesita de mitos y estos perseguidos por el poder tienen en sí mismos el germen del héroe mitológico ya que fácilmente se identifican con los defensores de los oprimidos, con aquéllos que devuelven la riqueza a quienes jamás debieron perderla en manos de los poderosos. ¿Por qué si no iban éstos a perseguirlos con tanta saña y a empeñarse en que tuvieran una muerte ejemplarizante?

 

Así pues, personajes del tipo al que pertenece Pijetas los encontramos desde antiguo y en cualquier parte del mundo, si bien es cierto que el género proliferó en el siglo XIX.

A modo de ejemplo, citaremos entre las fuentes de las que beben aquellos bandoleros legendarios de hace dos siglos a Alí Babá quien robó a los bandidos que atemorizaban a la población y fue generoso con sus vecinos compartiendo su riqueza, o al mismo Dimas, el buen ladrón que, según el texto apócrifo de José de Arimatea, atacaba a los ricos, pero a los pobres los favorecía.

Más adelante, ya en el siglo XIV, encontramos la leyenda de Robin Hood, personaje que la literatura y el cine han universalizado, entre cuyas acciones se encontraba también, la de robar a los ricos para repartir con los pobres y cuyo final menos divulgado es bastante similar al de nuestro Pijetas.

La tradición oral andina recoge la leyenda de Chiru Chiru o de Nina Nina, que habla de un personaje similar al que nos ocupa y al que sitúan en el siglo XVII.

Y ya en el siglo XIX, hallamos el boom del género y proliferan los ladrones, ahora llamados bandoleros, en cualquier parte del mundo, desde los míticos El Zorro mejicano, o los españoles Curro Jiménez o El Pernales, hasta los héroes locales como Chucho el Roto (también mejicano), Juanón el Grande (de Bretó, en la provincia de Zamora), Xan Quinto (en Galicia) y nuestro Pijetas (de La Serranía valenciana).

La desaparición de los bandoleros no ha supuesto, sin embargo, la desaparición del género. En los Altos de Culiacán (Méjico) se venera como santo de los narcos a Jesús Malverde, un personaje que vivió a principios de siglo XX y cuyas hazañas son muy similares a las de todos los personajes citados.

Otra cuestión común al género que estamos analizando es su estilo que entremezcla realidad y ficción con una mano maestra capaz de hacer pasar la leyenda por realidad, apuntando fechas, situando topográficamente los hechos, anotando comentarios históricos que dan visos de verosimilitud, pero que, en última instancia, y como podemos observar en el texto del tío Pablo, se deja llevar por la riqueza expresiva de la propia historia, tiñéndolo todo con matices legendarios que universalizan el tema y lo enlazan con la tradición ancestral.

Éste es el valor de la joya que me transmitió el tío Pablo, y que sólo gentes privilegiadas como él son capaces de percibir, mantener y donar: el ser capaces de conjugar pasado y presente, realidad y ficción, historia y leyenda en un único texto vivo y cambiante. En esto consiste la tradicionalización, la cultura tradicional y reconocerlo es devolver a quienes la poseen al lugar que les corresponde.