Textos y fotos: Ángel Flores.
El 22 de junio habíamos acordado ver la salida del sol desde el Altar Fálico de Alpuente, ese día y desde ese lugar se ve salir el sol junto al Altar de los Sacerdotes. La distancia que separa a los dos altares es de 260 metros y la línea que determinan ambos elementos megalíticos señala la salida del sol el primer día del verano. En esta misma página se incluye una extensa descrición de ambos elementos en el artículo «Altres rupestres en Alpuente. Alineación astronómica».
Aunque realmente el solsticio se produjo el día 21, la diferencia con el día siguiente es muy pequeña, así que bien podíamos disfrutar del espectáculo el día 22, que siendo sábado era compatible con otras obligaciones.
Para quien quisiera unirse a la observación habíamos quedado a las 5,30 en Alpuente. Además de Pepe Bosch, Alejandro y yo se nos unió un vecino de Alpuente Vasile. Quedamos a las 4 de la mañana Pepe Bosch y yo, y a las 5 con Alejandro. La última hora de la tarde del día 21 había estado marcada por una lluvia intensa, aunque las previsiones para la madrugada eran buenas. En efecto en la madrugada el cielo estaba perfecto y despejado. La Luna se había puesto hacia las 2 de la madrugada y el cielo estaba oscuro.
A la llegada a Alpuente una brisa fresca nos recordaba que estábamos en la parte alta de la Serranía, poco más de 10 grados señalaba el termómetro. Recogimos al vecino de Alpuente, que al igual que nosotros se había dado el madrugón, y nos fuimos hacia el altar donde veríamos salir el sol del verano. El terreno estaba con algo de barro debido a las lluvias caídas al comienzo de la noche, al llegar al valle donde se encuentran los altares el viento había cesado y se estaba francamente bien. Nos dirigimos a la zona del altar Fálico, nuestro punto de observación del orto solar.
El material de observación era sencillo, una cámara fotográfica para dejar constancia del hecho y el GPS para poner en hora el reloj de la cámara.
Los primeros rayos del sol comienzan a asomar junto al altar de los sacerdotes. La imagen está tomada desde encima del altar fálico.
Cuando llegamos al lugar la noche se había disipado y las primeras luces del crepúsculo iluminaban el cielo matutino. Desde el valle en el que nos encontrábamos el amanecer comienza tiñendo de rojo las cimas de las montañas que nos rodean, poco a poco la luz se torna más amarilla y desciende iluminando las faldas de las montañas. La sombra de la montaña lejana que nos oculta la luz del sol se va acortando y el valle se ilumina, en ese momento los primeros rayos del sol de verano iluminan el altar en el que nos hemos encaramado. El sol comienza ha hacerse visible y la cámara de fotos que hasta ahora ha ido tomando alguna instantánea comienza a registrar el fenómeno de la salida del sol, a la izquierda del altar, muy próximo, a una distancia de similar a su diámetro.
La salida del sol tarda casi tres minutos, en esta imagen el centro del disco solar está por encima de la montaña, a su derecha se recorta la silueta del altar de los sacerdotes.
La expectación de los cuatro observadores es máxima, haciendo conjeturas y sin perder detalle de lo que está sucediendo. Vasile ha montado la cámara sobre un trípode y no para de fotografiar, yo prefiero tenerla en la mano y dirigir el foco también hacia el entorno, Pepe y Alejandro observan sin perder detalle. El disco del sol emerge del fondo de las montañas y durante los poco más de dos minutos que dura el orto contornea el altar.
Puesta la cámara al pie del altar fálico el sol sale por detrás del altar de los sacerdotes. La sombra de un altar alcanza la base del otro, una excelente forma de determinar el comienzo del verano.
La misma imagen anterior ampliada mediante el zoom muestra el sol encima del altar de los sacerdotes. Esta imagen tiene valor científico para comprobar el punto por donde sale el sol, pero la imagen que podrían haber visto los antiguos pobladores es la anterior y por tanto es la que sustenta la tesis de que estas dos moles de roca formaban un calendario prehistórico.
Cuando ya está el sol prácticamente fuera compruebo un hecho que ya había previsto el año pasado, y esta ocasión quería constatar: la sombra del altar de los Sacerdotes debía estar junto al altar en el que nos encontramos. Efectivamente, me bajo del altar y a los pies se proyectaba la sombra del otro altar, a 260 metros de distancia, puesta la cámara casi a nivel del suelo el sol estaba oculto por el altar de los Sacerdotes. La precisión de la sombra de un altar sobre el otro es suficiente para conocer el comienzo de la estación seca. La forma más cómoda de comprobar la posición del sol respecto a los altares es observar la sombra entre ellos, este fenómeno es independiente de la posición del observador y además puede ser visto simultáneamente por varias personas.
Sin duda no somos sino imitadores de los antiguos habitantes de la zona, que año tras año repetirían el mismo ritual, para saber que un nuevo ciclo ha dado comienzo. El próximo año haremos todo lo posible por ver salir el sol del solsticio de verano desde el altar Fálico, y será la cuarta vez.
Alejandro Véra, José bosch y Ángel Flores después de la observación. Os esperamos el próximo año.